Cómo jugar al póker según Doyle Brunson: el Godfather del póker

Published on abril 24, 2025|Last Updated on abril 23, 2025 Author:Juan Blanco

Doyle Brunson no fue un jugador de póker más. Fue “El Jugador”. Conocido como “Texas Dolly”, se convirtió en pionero, estratega y, durante décadas, la mente más respetada de las mesas. Su carrera comenzó en los años 50, en partidas clandestinas donde la trampa y el peligro eran parte del juego. Pero Brunson no solo sobrevivió a esa época; la dominó.

Ganó 10 brazaletes de la World Series of Poker (WSOP), incluyendo dos títulos Main Event consecutivos en 1976 y 1977. Fue el primer jugador en ganar un millón de dólares en torneos y fue una de las figuras clave en la profesionalización del póker.

Más allá de todos sus galardones, su legado se construyó con un libro: Super System, publicado en 1979, considerado la biblia del póker moderno. Fue el primer gran profesional que se atrevió a compartir sus estrategias con el mundo.

En una era donde el póker online, los solvers y las estadísticas dominan el panorama, ¿por qué volver a Brunson? Porque sus principios no han envejecido. Siguen ahí, firmes, como cimientos sobre los que se construyen las nuevas teorías. Si eres capaz de comprender cómo jugaba, tienes una base sólida para entenderlo todo.

El estilo Doyle Brunson: ¿Qué es el Power Poker?

Si hay una marca registrada que dejó Doyle Brunson en el mundo del póker, es el concepto de Power Poker. Y no es solo una forma de jugar: es una forma de pensar. Para Texas Dolly, el póker era un juego de presión, iniciativa y control. El jugador que domina la acción, domina la partida.

El Power Poker se basa en la agresividad controlada. Doyle no esperaba a tener las mejores cartas; jugaba para ganar, no para ver qué pasaba. Su objetivo era claro: poner al resto de los participantes de la mesa contra las cuerdas, obligándolos a tomar decisiones difíciles.

Apostaba fuerte, subía en situaciones en las que otros solo igualaban y forzaba a sus rivales a cometer errores. Porque eso es el póker: un juego de errores. Y quien comete menos, gana más.

El Godfather del póker nos enseñó que no puedes ganar si solo reaccionas. Debes actuar. No jugaba a ver si ligaba en el turn; jugaba para que el rival no pudiera llegar a esas instancias. En su mundo, si alguien tenía que estar incómodo en la mano, era el otro.

Este enfoque sigue siendo uno de los pilares más seguros de un estilo de póker ganador. Incluso hoy, en la era del GTO y los rangos equilibrados, saber cuándo y cómo aplicar presión sigue marcando la diferencia entre un jugador mediocre y uno letal.

Selecciona tus manos con intención

Uno de los grandes malentendidos sobre Doyle Brunson es pensar que jugaba cualquier mano. Sí, era agresivo. También podía hacer magia con cartas marginales. Pero no debemos confundir creatividad con caos. Doyle elegía sus manos con toda la intención del mundo, siempre dentro de un contexto estratégico muy claro: posición, tipo de rival y situación de la partida.

En Super System, Brunson habla de manos “jugables”, no solo de las mejores. Su famoso “10-2” —la mano con la que ganó sus dos títulos del Main Event— no era su favorita por casualidad. Era símbolo de una mentalidad: no necesitas premium hands para ganar si sabes cómo jugar post-flop y manejar la presión.

Eso sí, no era partidario de abrir manos basura sin plan. Doyle defendía un enfoque flexible pero disciplinado:

  • En posiciones tempranas, priorizaba manos fuertes como pares altos, AK y AQ.
  • En posiciones medias, añadía conectores del mismo palo y pares medios.
  • Y en posiciones tardías, su rango se ampliaba según el tipo de mesa.

Lo clave aquí es que no jugaba por aburrimiento ni por impulso. Cada mano que jugaba, tenía un plan detrás. Sabía qué buscaba en el flop, cómo iba a representar fuerza y hasta dónde estaba dispuesto a llegar. Esa intención preflop marcaba la diferencia y es una lección que sigue más viva que nunca: juega manos con sentido, no por inercia.

Juega agresivo, no pasivo

Si hay una idea que define a Doyle Brunson en las mesas, es esta: la agresividad gana al póker. Para él, igualar era casi siempre la peor opción. Subir o resubir era su forma de tomar el control. Porque en el póker, quien dicta el ritmo de la mano, suele acabar llevándose el bote.

Brunson no jugaba a “ver qué pasaba”. Jugaba a condicionar lo que pasaba. Su filosofía era simple pero poderosa:

  • Igualar te convierte en espectador.
  • Subir te convierte en protagonista.

Esto se traduce en una mentalidad constante de atacar, presionar y obligar a los rivales a defender. ¿Tenía siempre la mejor mano? No. Pero hacía creer que sí. Y eso es más valioso que las cartas.

Una de las grandes claves del Power Poker es entender que la agresividad no es sinónimo de locura. Doyle no apostaba por apostar. Lo hacía con lógica, con lectura, con intención. Sabía cuándo hacer una apuesta de continuación, cuándo farolear un turn sin ligar y cuándo meter una overbet que te sacaba de la mesa con solo verla.

Hoy en día, muchos jugadores siguen atrapados en el juego pasivo: igualan con miedo, esperan milagros en el river y se preguntan por qué pierden. Texas Dolly lo dejó claro hace décadas: si no pones a tus oponentes en aprietos, serás tú el que viva en ellos.

La posición lo es todo

Si el póker es un juego de cartas en el que la información posee un papel clave, entonces la posición es la llave maestra. Para Doyle Brunson, actuar después que tus rivales no era solo una ventaja: era una de las armas más poderosas en tu arsenal.

Brunson entendía que cada decisión que tomas —apostar, igualar, subir o retirarte— mejora si tienes más datos. ¿Y cuándo tienes más datos? Cuando hablas actúas más tarde que el resto de jugadores. Así de simple.

En Super System, insiste en que la posición te permite:

  • Controlar el tamaño del bote.
  • Robar botes cuando los demás muestran debilidad.
  • Ahorrar fichas cuando detectas fuerza antes de actuar.
  • Maximizar valor cuando ligas fuerte y tus rivales apuestan por ti.

Por eso su rango de manos variaba enormemente según la posición. En posiciones tempranas, prefería manos premium. En la posición del botón o en la ciega grande frente a jugadores débiles, abría su abanico y se convertía en un depredador. Sabía que con la posición a favor, incluso manos mediocres podían convertirse en ganadoras.

Muchos jugadores subestiman este concepto, sobre todo al jugar al póker online. Se enfocan en sus cartas y olvidan desde dónde están jugando. Brunson no. Para él, la posición era casi tan importante como la mano que recibía.

Su mensaje era claro: no juegues tus cartas, juega la mano completa. Y esa empieza en la posición que ocupas.

Lectura del rival y psicología de la mesa

Más allá de las cartas, Doyle Brunson “jugaba a las personas”. Sabía que el póker es un juego de información incompleta, pero también de observación precisa. Su habilidad para leer a los rivales de la mesa, detectar sus tells, entender sus patrones de juego y detectar puntos débiles era legendaria.

Para Brunson, cada gesto, cada apuesta, cada pausa tenía significado. Pero no se quedaba solo en la lectura: utilizaba esa información para atacar sin piedad. ¿Percibía dudas? Presionaba. ¿Alguien evitaba riesgos? Lo forzaba a tomar decisiones incómodas. ¿Un oponente mostraba confianza? Lo ponía a prueba. Era un estratega emocional.

Esta parte del juego —la psicología de la mesa— es la más difícil de enseñar, pero también la más decisiva. Doyle sabía adaptar su estilo según el tipo de oponente:

  • Contra jugadores débiles, jugaba directo y agresivo.
  • Contra jugadores agresivos, les devolvía la presión, pero con trampas preparadas.
  • Contra pasivos, se apoderaba de la mesa, sabiendo que nadie se interpondría.

Y lo más importante: sabía cuándo cambiar de marcha. No era un robot, no seguía un guion. Leía la mesa como un libro abierto y escribía la historia que más le beneficiaba.

Hoy, aunque el póker online limita la lectura de lenguaje corporal, la psicología sigue viva incluso en este contexto virtual: en los tiempos de respuesta, en los tamaños de apuesta, en los patrones de juego. El que sepa leer y explotar todo eso, como lo hacía el Godfather del póker, sigue teniendo una ventaja.

Por qué seguir los pasos de Doyle Brunson sigue siendo una buena decisión

En un mundo en el que los software de análisis, las tablas de póker y estrategias GTO están a la orden del día, puede parecer que los viejos maestros del póker han caído en el olvido. Ni mucho menos. Doyle Brunson no enseñó a memorizar jugadas; a pensar, a leer, a atacar, a ganar. Sus principios son eternos porque se basan en fundamentos humanos: presión, psicología, posición, intención.

Aplicar las enseñanzas de Super System en el Siglo XXI no es un paso atrás, es una forma de construir una base sólida sobre la cual añadir técnicas modernas. Porque puedes tener todos los datos del mundo, pero si no sabes cuándo intimidar, cuándo golpear a tu oponente o cuándo retirarte, seguirás siendo vulnerable.

Doyle Brunson murió en 2023, pero su forma de jugar sigue viva en cada apuesta con intención, cada farol calculado y cada jugador que se niega a ser solo uno más en la mesa.

“El póker es guerra. La gente finge que es un juego.” — Doyle Brunson

Si realmente quieres aprender a jugar al póker, empieza por ahí. Por él.

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Juan es uno de nuestros redactores principales de Póker de nuestra página en español para usuarios tanto de España como de Latinoamérica. De la misma manera, colabora con nuestra web en inglés, redactando diferentes noticias relacionadas con el sector del póker para lectores de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá o Australia.

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